Black Glitter Pointer

lunes, diciembre 30


espero curarme de ti en unos días
debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte.
es posible.
siguiendo las prescripciones de la moral en turno
me receto tiempo, abstinencia, soledad
en minúscula

sábado, diciembre 28

¿Me dáis un poco de pena?


Porque siempre tenías que llevar la razón, y yo disculparme. Pero esta vez no. Si es que ya ni siquiera te mereces mis palabras, y menos algo que me salga del alma. (Aunque si sale de ahí puede salir muy roto).

Minientradita con la misma carencia de originalidad que tienes para tú. Y para ti también.
Que te den. Por aludida.

domingo, diciembre 22

Mariposa de otoño.

Todo se va en la vida, amigos.


Se va o perece.

Se va la mano que te induce.
Se va o perece.

Se va la rosa que desates.
También la boca que te bese.

El agua, la sombra y el vaso.
Se va o perece.

Pasó la hora de las espigas.
El sol, ahora, convalece.

Su lengua tibia me rodea.
También me dice: —Te parece.

La mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.




viernes, diciembre 20

Resistencia y fuerza.

Strength. Stamina.
A los que vivís esperando que el destino pegue el volantazo y os encuentre en esa curva. 

Sustituyendo personas como si de una ecuación matemática se tratara la vida. (Y a mí lo único que me han enseñado es que uno más uno, no siempre son dos).
Como si ciertas ecuaciones las pudiérais resolver mientras mascáis chicle.
Que animáis a la gente a hacerlo mientras vosotros habéis tirado ya veinte veces la toalla mientras cierro las ojeras. Decís que es imposible mientras otra gente lo está consiguiendo en vuestras narices.

Ya le digo yo a Sabina, que si tardó en olvidarla diecinueve días y quinientas noches, tanto no la quería. 
Que cuando se jura para siempre; hoy es siempre todavía.

jueves, diciembre 19

Other day more.


I don't like
depending on people
because people
leave
all the time.


Because at the end of the day
all you have is yourself
and that has to be
Enough.

domingo, diciembre 15

Te trataré como a un diario. (I)

Hoy quería hablar sobre la experiencia que he tenido este fin de semana, concretamente el viernes cuando volví a Madrid. Madrid tiene una parte que odio, y otra que me llega a gustar. Pero es un sitio en el que no viviría nunca.

Lo que vengo a reflejar es la pena que da. Por la noche estuvimos dando comida y ropa de abrigo a la gente que está en la calle, (como ya hicimos anteriormente), y curiosamente, al mismo llegar se acercó José a darme dos besos y un abrazo. ¡Se acordaba de mí! Me dijo: Cariño, cómo te voy a olvidar.
Clavó sus ojos azules y su sonrisa en mí, parecía el hombre más alegre del mundo con tan poco. Ese abrazo fue quizás lo más gratificante del día. Alguien en Madrid me recordaba, alguien que ve a diario miles de caras, se acordaba de mí, y de mi nombre.
Le ofrecimos fruta y una sopa caliente, era lo mínimo que podíamos hacer.

Después vi rostros conocidos, y busqué a Antonio, Moosi y a Garfield, pero no les encontré. Quise decirles: Eh, os he echado de menos, me acuerdo de vuestras historias.
Pero no les vi. Quizá esa noche estuvieran en algún lugar mejor, quién sabe, a lo mejor bajo un techo con calefacción...con una cena mejor, o eso espero. Tenía muchas ganas de ver a Moosi, en parte tocó mi corazón. Quería ver cómo le iban las cosas, aunque sería una pregunta muy precipitada. Espero volver a verle en Febrero.

Luego conocí a Carlos, Francisco y a dos señoras mayores. Francisco me recordó a un personaje de televisión, y Carlos a un actor de película. A la señora que le di el bocadillo y Francisco me cogieron de la mano al despedirse. Fue como un: me alegro de que me hayas escuchado esta noche.
Sonreían. Mientras contaban su historia, sonreían.

Lo más triste del viaje fue la vuelta. Yo una vez que los veo, y hablo con ellos, no me quiero volver. Porque aquí, la vida pasa como si nada pasara. Aquí tengo que preocuparme por gente que no me hace caso, o tengo que estar triste porque sí. Mientras que fuera de aquí hay gente que tiene menos que yo, y sonríe. Aquí hay gente que se dedica a criticar en anónimo de lo cobarde que es, o a las espaldas. Allí se hace feliz a más de cien personas con una simple manzana. ¿Y qué importa lo que fueron? Yo sé cómo son.

Y me quejo, y me encierro, como si nunca fuese a llegar la persona que escuchase mi historia. O se acordara de mi nombre.

Puede que odie Madrid, pero iría allí todas las semanas sin dudarlo. Sólo para que me aprieten de la mano al despedirse.

martes, diciembre 10

That (un)expected moment.

I like it
when I'm talking to you

because for at least
a few minutes

         or hours
   or days

I can forget

      that

I'm not okay.

Ojalá nunca os quieran así.

A partir de hoy

voy a amarte con silencios,

provocando ausencias
e inventando distancias;

desde hoy voy a amarte sin poemas,

con muy pocas acciones
y escasas palabras...

a partir de hoy voy a amarte así

como tú me amas.

jueves, diciembre 5

De que sin tocarme, me dejes marca.

Ya no tengo ni idea de los números de teléfono que he borrado. De las vidas que he destrozado. De las veces que he empezado de cero, de las lágrimas que me van erosionando las ojeras que se están convirtiendo en el pan de cada día. No puedo llevar la cuenta de los momentos intensos que van dejando cicatrices. Del número de conjuntos de lencería nuevos después de cada final.

Había comprado como cincuenta bolígrafos nuevos para recuerdos nuevos, había apostado como nunca, aún teniéndolo todo. Dejé lo que siempre había buscado por seguir buscando, cuando juré que ya lo había encontrado. Cambié de carril y me metí en dirección contraria, sin darme cuenta de que iba contra una pared, de esas en las que me apoyo en el baño cuando me fallan las piernas y me convierto en odio y en cataratas.

Pienso seguir el resto de mis días (hasta des-encontrarte de nuevo) vacilando entre la gente. Seguir coleccionando motivos y encaje para colores distintos, siempre nuevos. Pintaré estos labios de rojo, y tu nombre en mi frente, para que nadie pueda verlo. No voy a dejar que acabe(i)s con la poca cordura que me queda, con las ganas de vivir que me renuevan cada mañana. Ya sabes dónde estoy, al final de la calle donde nos costaba despedirnos.
Pero el callejón se está tapiando, será un callejón sin salida. Y entonces, en cada despedida, tú no podrás volver al inicio.